domingo, 21 de agosto de 2011

A marzo

Ayer sábado, después de cursar casi cinco horas, decidí irme del aula antes de que la clase termine. Minutos después de las doce, con un sol duro y un leve viento frío, casi choqué con el profe que me gustaba en una esquina cerca de la facu. Supuse que venía de correr o de algún gimnasio. Tenía un buzo gris, un short azul muy corto y unas zapatillas que no usaba con medias. Tenía piernas largas, musculosas y lampiñas. Esta vez estaba sin la novia. Preparaba mi mejor sonrisa para seguir caminando cuando me saludó:
-Hola.
-Hola.-le contesté tímido y sin mirarlo a la cara.
-¿Cómo andás?
-Bien. ¿Vos?-le repregunté después de dudar si debía tutearlo o no.

martes, 16 de agosto de 2011

Día del Amigo

Después de la derrota de la selección en nuestras tierras, la ciudad recobró violentamente su aire aldeano. Volví a caminar por la calle sin escuchar murmullos en tonada caribeña y los rostros volvieron a ser los mismos. Con mis amigos salimos a cenar el domingo siguiente al Día del Amigo porque no pudimos vernos en la semana. Yo había pasado aquel día con Daniela en su casa tomando mate y poniéndonos al día. Ese domingo eran las elecciones en la provincia y de eso discutíamos después de pedir unas pizzas en 1980. El debate se estaba poniendo bastante acalorado cuando Bárbara interrumpió:
-Basta de pelear por política. Hablemos de sexo.
Los ojos del mozo que estaba a pasos detrás de ella se desorbitaron.

Silencio

Había memorizado las palabras exactas, las frases calculadas, los silencios de redonda, corchea y semifusa. Había escrito una carta hace algún tiempo. Algunas de las frases permanecían estáticas en mi memoria. Lo que decían era verdadero, pero para mí carecían de valor. Estaban vacías, como un pentagrama sin escribir, sin música. Esas palabras pertenecían a alguien que fui meses atrás cuando escribí esa carta. En aquel momento yo no era quien soy y los motivos para dejar de verme con Estani eran más leves.
Haberme jugado desde un principio por alguien que no tenía las mismas intenciones para conmigo, me había hecho sentir inseguro, me había hecho frenar sin haber pisado el embrague. Después habían aparecido un par de señales ambiguas: Sólo quiere garchar conmigo, pero una noche me convence de ir a una joda de sus amigos de su pueblo; no quiere nada más, pero me invita a tomar una coca y charlar; no contesta mis llamados a propósito, pero después quiere verme; no quiere compromisos, pero me presenta a su mejor amigo... Y después aparecieron las mías: un par de "te quiero", durante y después del clímax, un par cuando vino a dormir a casa y otros por mensaje que nunca fueron respondidos; invitar a un pibe que no me quiere y que no sabe lo que quiere a mi cumpleaños y presentarlo como "un amigo más", ya que nunca definimos lo que éramos.
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