martes, 16 de agosto de 2011

Día del Amigo

Después de la derrota de la selección en nuestras tierras, la ciudad recobró violentamente su aire aldeano. Volví a caminar por la calle sin escuchar murmullos en tonada caribeña y los rostros volvieron a ser los mismos. Con mis amigos salimos a cenar el domingo siguiente al Día del Amigo porque no pudimos vernos en la semana. Yo había pasado aquel día con Daniela en su casa tomando mate y poniéndonos al día. Ese domingo eran las elecciones en la provincia y de eso discutíamos después de pedir unas pizzas en 1980. El debate se estaba poniendo bastante acalorado cuando Bárbara interrumpió:
-Basta de pelear por política. Hablemos de sexo.
Los ojos del mozo que estaba a pasos detrás de ella se desorbitaron.
-Sí, contanos de la visita higiénica que seguramente tuviste hoy con Matías-retrucó el Ponja.
-Claro, el señor casado sólo puede zafar los domingos-agregó Guido.
-Ahora le dicen "visita familiar" y no, Guido, no está casado. Está juntado y sí, nos vimos hoy después de votar-aclaró Barby.
-¿A cuál telo fuiste?-preguntó Karina.
El mozo con los ojos desorbitados se había acercado disimuladamente a nuestra mesa y trataba de contener sin éxito una sonrisa pícara mientras nos escuchaba.
-Fuimos a Anubis.
-¿A la habitación con jacuzzi?-pregunté mientras el resto se sorprendía.
-No.-contestó- Matías está cada vez más agarrado y yo no pienso pagar el telo. Hablando de jacuzzi, ¿Se acuerdan de las duchas que Guido se daba con Julieta?
La cara de la nueva novia de Guido se había puesto roja y las chicas callaron a Barby con la mirada.
-Guido hoy no juega-pedí haciendo de árbitro. Camila, la novia de Guido, me agradeció con una sonrisa.
-Hablemos del Ponja, entonces-propuso Barby siempre subiendo la apuesta-¿Cuándo fue la última vez que viste una mujer desnuda?-preguntó.-Místico no cuenta-agregó y todos reímos. El Ponja no habla mucho de su vida privada.
-¿Y vos?-preguntó Barby mientras yo miraba para otro lado deseando que no me preguntara nada. Cuando la miré, me estaba mirando a los ojos.-¿Cuándo fue la última vez que te bañaste con alguien?
Me reí y respondí esquivamente:
-Hace bastante.
Las pizzas llegaron y los temas de conversación cambiaron. La ausencia de Alicia se sentía, pero nadie quería hablar del tema. Le comenté a Barby que la había cruzado y que no quise saludarla. Nos dejó muy mal que haya desaparecido varias semanas para luego enterarnos que se había casado con un tipo que había conocido en Internet y que vivía con él en Comodoro Rivadavia. Yo sentía otra ausencia, la de Gustavo, quien fue mi mejor amigo mucho tiempo. Luego de terminar, intenté conservar la amistad pero no funcionó o él no quiso.
Ayer, al volver de un viaje de trabajo, me encontré con el baño casi destruido y sin la bañera. Recordaba aquella conversación. Me había bañado con alguien por última vez hace más de tres años, en aquella bañera con Gustavo cuando mis viejos se fueron de vacaciones. Recuerdo que nos sentamos uno en cada punta y le lavé el pelo con shampoo y con crema de enguaje después. La espuma cubriendo su cabeza resaltaba sus ojos. Sentía que él estaba bajando las defensas, que se sacaba la armadura. Por primera vez lo sentí distinto, frágil, vulnerable. No sé bien por qué.
-La bañera se oxidó y tuvimos que romper todo el baño-me contó mi vieja cuando salí.-¿De qué te reís?-me preguntó cuando intentaba esconder una sonrisa.
-De nada...-le respondí-¿Tomamos unos mates?





2 comentarios:

Gastón dijo...

Yo siempre exijo una bañadera de dos ambientes, jejeje...

Pavote dijo...

Claro. Una bañera de dos plazas, pero lo bueno de bañarse en pareja es la cercanía, la incomodidad, el poder escudriñar el otro cuerpo de una manera distinta ¿Recuperaste los números del celu o el celu terminó en el Río de la Plata?

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