domingo, 11 de septiembre de 2011

Un año atrás

Un año atrás, la sombra del mandarino de Gabriela era insuficiente para que el sol violento de las tres de la tarde evitara que me quemara la piel y despertara de la primera gran borrachera de mi vida. Corrí los brazos de Julián y Gabriela que posaban sobre mi cuerpo, y me senté sobre la sábana sobre la que habíamos descansado. Y entonces, el zumbido. Julián y Gabi se incorporaron también. La frase "qué buena noche" fue unánime y sonreímos cómplices. Con Juli, fuimos hasta una panadería sobre Facundo Zuviría para comprar unos sánguches que nos sacaron del apuro. En el camino, Daniela nos avisaba que estaba yendo para la casa de Gabriela para hablar de aquella noche increíble.
Un año atrás, me puse una remera blanca estampada con el rojo, el fucsia, amarillo, violeta y verde más furiosos que encontré; y me tomé el quince para asar unas hamburguesas en lo de Gabriela. La remera al cuerpo me decía que los efectos de dos años de gimnasio se empezaban a notar. Más tarde, llegarían Julián y Daniela sin intuir que aquella sería la mejor noche de nuestras vidas.
Un año atrás, sin importarme el olor a humo, improvisadamente, terminamos yendo a un bar donde una moza amiga nos regaló tragos toda la noche. 
Un año atrás, la primavera se asomaba y, el cielo estrellado que veíamos desde el bar, miraba desde arriba cómo Gabriela me pedía un beso y yo accedía. Al rato, Gabi besaría a la moza como agradecimiento de los tragos gratis y yo también. Tiempo después, daba mi primer "beso de a cuatro" con Dani, Gabi y Juli.
Un año atrás, rechazaba la última invitación que me hizo Gustavo y borraba su número de mi celular.
Un año atrás, una serie ininterrumpida de éxitos académicos me daban la esperanza de pensar que el futuro, quizás, guardaba un lugar para mí.
Un año atrás, Julián me pedía un beso en un bar repleto de gente y yo aceptaba con algo de vergüenza. Era su forma de decirme que sabía quién era yo, que me quería a pesar de mi condición y que pase lo que pase, seguiríamos siendo amigos.
Un año atrás, cerca de las cinco de la mañana, recibía dos mensajes de Leandro y Gualber, dos modelos que había conocido hace poco, invitándome a pasar el rato. Un año atrás, no me sentía tan feo.
Un año atrás, intentabábamos caminar en línea recta hacia la caja para evitar que el pago de ocho pesos pareciera sospechoso frente a los ojos del dueño del bar.
Un año atrás, cerca de las siete de la mañana, Gabriela me arrebataba el teléfono para escribirle a mi viejo y decirle que no volvería hasta la tardecita del domingo, mientras esperábamos el uno en la calle 9 de Julio, cerca del Industrial.
Un año atrás, bailaba sobre un asador con Gabriela, mientras Julián gritaba haber olvidado a una chica cuyo nombre no recuerdo.
 Hace un año, almorzaba unos sánguches con leche chocolatada e ibuprofeno debajo del mismo mandarino que nos vió despertar, mientras hablábamos de una noche que recordaríamos por siempre. Un año después, todavía se me estremece el cuerpo al recordar la sensación de libertad y alegría que sentí aquella noche. La sensación de que todo irá bien, todavía sigue.
Un año atrás, aprendía la lección más importante de mi vida, una lección que me llevó dos décadas aprender, aprendí a quererme. Aprendí que, a partir de quererme, todo se empieza a recomponer. Aprendí que no podía querer a nadie sino me quería a mí mismo, entendí que existen personas que me quieren más de lo que podía imaginar; y que a pesar del paso del tiempo, siempre tendré una conexión especial con ellos.
Un año después, Gabriela ya no vive en esa casa, ni siquiera en Santa Fe, pero cada vez que paso con el cole, no puedo evitar sonreír y quedar como un loco frente a los ojos de los demás pasajeros.
Hace un año, el sol en el horizonte marcaba la hora de volver a casa y, mientras viajaba en el cole de vuelta a casa, sentía que escapaba con suerte de un agujero negro, de Gustavo, de las ideas de suicidio... Un fin de semana terminaba, pero por primera vez en mucho tiempo, sentía que mi vida recién estaba empezando, un año atrás...

6 comentarios:

Gastón dijo...

Las grades sensaciones-recuerdos-viviencias que pueden estar un año atrás, o 365 días después.

Pavote dijo...

E incluso mucho tiempo más a veces...

Anónimo dijo...

Es impresionante como los recuerdos nos mantien vivos, pero mas impresionante es todo cuando aprendemos a querernos a nosotros mismos! :)

Pavote dijo...

Sí, es verdad. La vida da un giro rotundo para bien. Deberíamos aprender eso de chicos, la vida dolería menos.

betulo dijo...

¿Y el año próximo...? vivir de recuerdos es morir en vida.

Pavote dijo...

El futuro es incierto. Sí, te puedo decir que en este año me han pasado cosas mucho mejores. Saludos.

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