sábado, 10 de septiembre de 2011

Viaje

En el horizonte, casi invisibles, las montañas se diluían en el cielo amarillo del atardecer. Estaba llegando a Córdoba con la excusa de un congreso de tres días. Belén me esperaba ansiosa y me había mantenido entretenido durante el viaje relatándome una crónica de lo que pasaba por mensajes de texto: Se había caído en un pozo frente a Rodrigo, el chico que le gustaba; después me contó que Rodrigo y sus amigos lo único que hacían era hablar del congreso, que estaba más "insípido" que nunca y que se había gastado casi toda la plata en libros, por lo que las chances de salir con él esa noche, eran nulas.
Llegué en taxi al congreso donde Belén me esperaba para ponerme al tanto sobre las charlas, la acreditación, los libros y el resto del grupo. Después del acto de apertura, nos fuimos al departamento de mi hermano donde cociné unas pizzas para la cena.
-¿Por qué es tán insípido ese chico?-me preguntó Belén mientras cenábamos.
-No sé, el pibe es así... No lo podés cambiar. Mejor buscate un cordobés que le guste el vino y la joda.
Más tarde, salíamos sin un rumbo fijo a buscar algún lugar para tomar algo. Terminamos entrando a "El Sol", donde tocaba una banda que nos sorpendió. Tomamos algo, charlamos y salimos temprano del lugar, cerca de las tres. Al día siguiente teníamos que asistir a unas charlas. Fue una noche tranquila. Volvíamos al departamento caminando por Nueva Córdoba, cuando escuchamos una canción de Karina en un bar y nos pusimos a cantarla. como los borrachos sólo pueden cantar en la calle, poniéndo enfásis en la parte que decía "te vas a arrepentir cuando esté con otro". Cruzamos la avenida Hipólito Yrigoyen, mientras éramos observados por una de las estatuas de la Iglesia de los Capuchinos, que parecía soportar la carga de una columna sobre su espalda con cara de tormento. Entre los edificios, un par de estrellas indicaban que el cielo estaba despejado, como aquella avenida que cruzábamos. La ciudad se mostraba inmensa e intrigante. Me invadió una sensación reconfortante, sentía que mi vida acaba de empezar y mi viaje también.

 

2 comentarios:

Gastón dijo...

Lo mejor de algunos viajes es cuando los hacemos sin darnos cuenta de que hace rato comenzamos con el recorrido...

Pavote dijo...

Y a mí me encanta viajar...

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