Me dijo que necesitaba desesperadamente hablar conmigo, que estaba mal, que necesitaba descargarse, que necesitaba iniciar la tormenta para ver amanecer. Le dije que estaba cansado, que acababa de llegar a casa, que era sábado, que eran las dos de la mañana y tenía que cursar a las siete y media. No le gustaron mis palabras, volvió a rogarme, repetía una y otra vez que yo era la única persona que entendería. No nos conocíamos tanto y sin embargo estaba ahí, pidiendome estar. Volví a decirle que no. Le propuse que me pase a buscar después de la facultad a las diez de la mañana. Me dijo que no, que lo que le pasaba, le pasaba en ese momento, que no podía esperar. Le pedí que me perdone y me fui a acostar. Traté de dormir, pero no pude. Dormía y despertaba para volver a dormir y despertar. Pensaba en lo que podía estar pasándole. Pensaba que yo alguna vez también estuve ahí y no tuve a nadie. Volví al interminable ciclo de dormir y despertar para dormir hasta que vi el reloj. Eran las ocho y media. "La puta madre", pensé, "falté a clases". Estaba tan cansado que me dolía el cuerpo, como si tuviera el peso de un edificio encima.
Nos volvimos a cruzar al poco tiempo. Cruzamos un par de palabras. Me tranquilozó su "estoy bien". Pero no, no estaba bien. Yo no estaba bien. Nada estaba bien. No nos volvimos a hablar ni cruzar nunca más. Desde aquel momento deseé que le volviera a pasar algo malo. Deseé que necesitara mi ayuda. Desde aquel momento imagino que me llama alguna madrugada, me despierto sobresaltado y voy corriendo a su ayuda. Imagino que estoy ahí, que lloramos hasta que el amanecer se lleva todo. Imagino que escribo estas líneas imaginando qué hubiera pasado si hubiese ido.
Nos volvimos a cruzar al poco tiempo. Cruzamos un par de palabras. Me tranquilozó su "estoy bien". Pero no, no estaba bien. Yo no estaba bien. Nada estaba bien. No nos volvimos a hablar ni cruzar nunca más. Desde aquel momento deseé que le volviera a pasar algo malo. Deseé que necesitara mi ayuda. Desde aquel momento imagino que me llama alguna madrugada, me despierto sobresaltado y voy corriendo a su ayuda. Imagino que estoy ahí, que lloramos hasta que el amanecer se lleva todo. Imagino que escribo estas líneas imaginando qué hubiera pasado si hubiese ido.
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